La educación comienza en casa
Hoy día, son muchos los profesores que consideran que tienen una enorme responsabilidad. Lo cierto es que la labor de un profesor es formar al alumno en determinado ámbito, por ejemplo, matemáticas, también debe impartir valores, claro está, pero eso no significa que los docentes deban educar a los niños ya que esta labor corresponde a los padres. Son los padres quienes deben educar a sus hijos, impartir valores, corregir a los niños cuando hacen algo que no está bien.
De hecho, los padres también deben enseñar en casa valores en relación con el colegio que son fundamentales y que, lamentablemente, a veces, se están perdiendo: el respeto al profesor, el afán por el saber, el compañerismo y la ayuda mutua. Educar a un niño es una tarea muy difícil pero todavía sería más difícil para un profesor tener que asumir esta tarea cuando puede llegar a tener más de veinte alumnos en clase.
Existe una realidad evidente. Muchos padres y madres trabajan muchas horas. Tantas que tienen claras dificultades a la hora de conciliar las labores del trabajo con el cuidado del hogar. Algunos expertos no han dudado ni un instante en hablar de la generación llavero que remite a aquellos niños que tienen su propia llave de casa y que entran y salen con total libertad sin la supervisión de un adulto. Una situación que debe corregirse.
Educar a un niño es un valor de presente y de futuro ya que muchos de los valores que se adquieren en la infancia, persisten en la etapa adulta. Por ello, nada mejor que el hecho de que padres y profesores trabajen en equipo, fomenten el diálogo y la educación para entender mejor al niño en cada momento. De este modo, también se fomenta la vocación y la motivación de los profesores.